Por: Jaime Mozó Ballacey, ingeniero civil y presidente de la Comisión de Vivienda del Colegio de Ingenieros de Chile.
Por: Jaime Mozó Ballacey, ingeniero civil y presidente de la Comisión de Vivienda del Colegio de Ingenieros de Chile.
Hoy, la realidad de los problemas asociados al territorio, su planificación, el acceso a la vivienda y sus derivadas han generado una profunda crisis, que ha revelado una falta de liderazgo para encontrar una solución.
Las ciudades y territorios son estructuras vivas y dinámicas que se deben adecuar en forma permanente a los nuevos requerimientos sociales. Para la planificación eficiente de la ciudad se debe proveer desde un inicio las fajas amplias de territorio, las cuales deben actuar como grandes arterias, capaces de entregar en forma oportuna la capacidad de flujos ocasionados por la creciente demanda.
Asimismo, son los elementos integradores de áreas de trabajo y servicios con la vivienda, los que mejorarán los tiempos de desplazamiento de las persona generando una ciudad integrada socialmente.
La actual legislación genera suelo urbano, suelo destinado a uso residencial, comercial industrial etc. sin factibilidad de servicios sanitarios. Más del 38% del suelo urbano del país está impedido de ser usado por lo anterior, lo que implica una presión en los precios del suelo con factibilidad sanitaria.
Las mitigaciones deben hacerse cargo de las externalidades que generan los nuevos proyectos, con una planificación del territorio de largo plazo, de lo contrario el beneficio social no será eficiente. Es imperioso una modernización del Estado para que las mitigaciones se realicen con criterios técnicos y económicos que maximicen la rentabilidad social.
Es necesario abordar este tema con una visión de Estado, la cual requerirá de los futuros gobernadores regionales conocimiento y compromiso en sus gestiones, para mejorar nuestras ciudades y atender las reales necesidades de las personas.