Noviembre 20, 2020
Por su parte el premio de Innovación en el Uso del Ladrillo fue entregado al arquitecto Juan Agustín Soza por su proyecto 4M, y en la categoría Arquitecto Emergente fue reconocido el Sebastián Mejías con su obra Oratorio de la Peregrina.
Tras la resolución de un jurado compuesto por referentes de la arquitectura nacional, sumado a la votación del público, se dio a conocer la Mejor Obra de Arquitectura del Ladrillo 2020, cuyo objetivo fue reconocer a los mejores exponentes de la arquitectura nacional y sus obras en ladrillo a la vista y mostrar el valor arquitectónico que tiene este material que forma parte de la identidad de nuestro país.
En esta ocasión, el reconocimiento a la Mejor Obra se entregó a dos proyectos: la Fachada y patio cubierto en el nuevo Centro de Extensión Oriente ubicado en el Campus Oriente de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Edificio Lyon.
La Fachada y patio cubierto la Pontificia Universidad Católica de Chile, fue realizado entre los años 2015 y 2020 por los arquitectos Fernando Pérez y +José Quintanilla. Su principal concepto tiene que ver en cómo una nueva construcción moderna puede relacionarse con una arquitectura neorromántica de un edificio construido en los años 30. Bajo ese contexto, los arquitectos utilizaron un material que permitía simpatía con la obra que ya estaba en este lugar: el ladrillo, el que junto con el hormigón, se utilizó en su versión artesanal, la misma de los viejos muros.
Este proyecto desarrollado en dos fases, logró la coexistencia de lo nuevo y lo antiguo, como también la de lo abierto al público y lo propiamente universitario, ya que el conjunto incorporó piezas que permitieron reconocer los elementos del pasado que lo rodeaban.
Respecto al Edificio Lyon ubicado en Av. Ricardo Lyon 880, fue realizado entre 1997 y 1998 por los arquitectos Raimundo Lira y José Domingo Peñafiel. Este edificio de departamentos DFL-2 se materializó en hormigón armado y los muros de su fachada se revistieron por completo con enchapes de ladrillo, con superficies de aperturas controladas, con el objetivo de cuidar la privacidad y la luz solar. Fue el primer proyecto que utilizó ladrillo quiebravista, para mantener la continuidad del material de fachada en zonas que necesitaban permeabilidad, ventilación e iluminación natural.
El presidente de Cerámica Santiago, Hernán Levy, quien fue parte del jurado comentó “tuvimos un empate en la Mejor Obra, porque ambos proyectos lograron incorporar el ladrillo como un valor agregado del diseño arquitectónico, entregando soluciones amigables con el entorno y con técnicas e innovaciones que consideraban criterios sustentables”.
El director del Instituto de la Construcción, el arquitecto Carlos Alberto Urzúa indicó que “el edificio de la Universidad Católica que fue construido en la década del 20 es un homenaje al ladrillo, e incorporarle 2 proyectos nuevos a este gran conjunto no era fácil. Lo valoramos mucho para entregar este reconocimiento, donde se respecta lo antiguo y lo nuevo, con una historia del uso del ladrillo. Respecto al Edificio Lyon, creo que hay formas de envejecer y esta es una obra que tiene muchos años y se mantiene muy joven. Construida con mucho cuidado y el tiempo le ha hecho bien”.
La mención a la categoría Arquitecto Emergente fue entregada a Sebastián Mejías por su obra, Oratorio de la Peregrina construida el año 2019. Este proyecto es una infraestructura socio-religiosa ubicada en Villa Prat, Región del Maule, lugar cuya principal característica es la inserción de hornos carboneros, que son parte importante de su economía. Destaca que esta obra -construida con ladrillo con barro que soporta las cargas desde la cúspide hasta la fundación que dan como forma al oratorio-considera la iconografía de estos hornos carboneros y aprovecha sus cualidades espaciales y constructivas. Cabe destacar que el ladrillo permite una importante aislación térmica y acústica, lo que es aprovechado para el funcionamiento de este oratorio.
Sobre esta obra, Hernán Levy comentó “el trabajo del arquitecto Sebastián Mejías logra utilizar el paisaje exterior extremadamente simple que rodea su obra, así como sus elementos culturales, para lograr una interioridad que refleja su entorno y la vida que hay a su alrededor”.
El director del Instituto de la Construcción, el arquitecto Carlos Alberto Urzúa reiteró la comparación con una poesía indicando también “que está muy bien instalado y con espacios externos muy acompañadores de la obra. Una obra pequeña y bella. Digna de felicitaciones”.
Finalmente arquitecto Juan Agustín Soza obtuvo el premio en la categoría Innovación en el Uso del Ladrillo con su obra Casa 4M, levantada entre los años 2006 y 2008 con ladrillo a la vista en el barrio Quinchamalí de Las Condes. Construida con entramados tradicionales en ladrillo, esta obra se integró a su paisaje y entorno de forma autónoma. El paramento frontal fue definido principalmente por ladrillos traslapados de forma aleatoria permitiendo el resguardo del ruido y visual hacia la calle controlando la exposición del sol norte y poniente conformando por patios de luz. En términos de sustentabilidad cuenta con solares, calefacción a pellets, sistemas de reciclaje y compost. Asimismo, climatización pasiva mediante emplazamiento y orientación, con una correcta iluminación natural, el uso de materiales locales en su construcción y aislación térmica son sus atributos sustentable intrínsecos a la obra. Característicos son sus muros de ladrillo con destrabados con escalerillas horizontales, verticales y entramados, los que han resistido correctamente el paso del tiempo y sismos de alta magnitud.
“Vemos muy bien empleado el ladrillo como parte de su estructura, con mucha libertad y soltura dentro del proyecto que la hace ser una obra muy interesante”, finalizó el director del Instituto de la Construcción, el arquitecto Carlos Alberto Urzúa.
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